Tribuna abierta de opinión

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domingo, 15 de febrero de 2015

La Opinión de Javier Pipó


LOS CRUJÍOS

Pues el inane y a veces impertinente político Tomás Gómez se sentirá miembro del nuevo sindicato de los “crujíos” fundado por Susana. Es lógico tras el lanzamiento forzoso y sin causa de las mieles que consideraba gozosas y cercanas en la Presidencia del Madrid de sus sueños. Y lo expulsa el no menos vano e impenitente, hasta ahora compañero Pedro Sánchez, iniciador de caza de brujas desigual y seguramente injusta cuando el móvil no es regenerativo sino conspirativo.

Miren, ese tranvía llamado deseo de Parla, no pasa de episódico en el panorama espeso de una perversa administración socialista de la cosa pública, más pendiente de la imagen televisiva que de construir historia; de asegurar un poder expansivo y alcanzar la sombra generosa que proporciona. Sin ir más lejos, aquí en Andalucía tenemos carísimos tranvías como el de Jaén y hondonadas grasientas, a veces siniestras como los ERE’s o ciénagas como los “cursos de formación” cuya lluvia millonaria habría proporcionado a Harvard o Cambrige madera para sacar otro montón de Nobeles, en lo que fuere. Y en 33 años que llevan, ni Sánchez ni ninguno de los varios gerifaltes pasados tuvieron a bien reprochar conducta alguna, sino más bien esconder al grito de “tó pal pueblo”. Parece curiosidad, quizá transformada en tendencia, pero de cuatro Presidentes del partido, tres son andaluces y de ellos, dos bajo sospecha. Ya me dirán que escuela es esta.

Desde luego me aseguran desde muy alta instancia que el telonero Sánchez no toma esa decisión, ni seguramente otra, si no consulta previamente con la princesa del Sur. Y la pobre Susana no está para trajines con la cosa de su maternidad responsable y ya ven, decretó rauda y veloz lo que ya resuena como grito de enganche hacia el nuevo regeneracionismo pasivo del socialismo patrio ¡que lo cruhan!

Pero a mí me parece que aquí hay tomate y del bueno porque una decisión como la adoptada por el evanescente Sánchez y su inmediato sacar pecho mitinero, reiterando alguna que otra bobada, no es casual. Parece un plan, una vía trazada para intentar remover y recuperar a los muchos descreídos de las propias filas, haciendo frente con dignidad a las mordidas de Podemos. Y en el empeño, tras el desconcierto por la convocatoria de elecciones en Andalucía, parece participar un equipo muy sólido, donde el maestro Bono, pertiguero de todas las intrigas, pone la forma y otros como Chacón y quizá Felipe González el contenido. Y Gabilondo si acepta, puede no enterarse de casi nada y en cualquier caso no pasaría de puro decorado de urgencia.

Hombre, es que ha sido muy duro el golpe de Susana. Claro que necesita a Sánchez tratando de remendar el malpaso y también una inmediata encuesta donde aparezca, como aparece, triunfante a nada menos que seis puntos y pico del PP y un montonazo de Podemos. Y a no parar de crujir los espinazos de los hasta hace poco ejemplares gestores de la cosa pública que estaban felices con su trozo de subvención asignada en el procaz reparto de fondos que estos sí, descaradamente privatizados sin protestas, ni mareas sindicales a las puertas palaciegas del poder.

Por mucho que reitere mamá Susana su amor incesante por Andalucía, prefiere para su hijo la anchura espaciosa de los salones madrileños a los lamentos quejumbrosos de un pueblo dependiente y más cercano al hermano griego, pertinaz en la exigencia y esperanzado en la milagrosa utopía. Ahora lo reitero contundentemente. Susana necesita resultado suficiente para adquirir una catapulta que la impulse al Gobierno de la Nación, al menos colocarse como aspirante y quizá a la cúspide del partido. Sabe no tiene más rival que Chacón y es catalana.

Y si el resultado para tan ambicioso personaje no resultase conforme, los grandes perdedores serían Andalucía y seguramente España. Aquí pactaría, sin duda con el comunismo populista de Podemos, para a renglón seguido sumir a la Nación en una noche de llanto y crujir de dientes. Nosotros seríamos los “crujíos”    
 

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