Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

viernes, 15 de enero de 2016

La Opinión de Javier Pipó.


La Azotea 


¿QUÉ ESPERAMOS?



   Pues ya ven, con esta son once las Legislaturas a contar desde que entró en vigor la Constitución. Hasta ahora cada una de ellas, cumplió casi con exactitud el tiempo previsto de cuatro años. Pero nadie, en modo alguno, puede asegurar continuidad en la serie, ni revestido del más exquisito optimismo. Aquí, cualquier suposición resulta temeraria, atrevida. Y ese es el drama, el desasosiego, porque hasta el momento cada periodo legislativo iba acrecentando un grado más de consolidación democrática y de progreso en forma de bienestar. Hasta que la corrupción taponó el sistema, provocando el saqueo de lo público con el triunfo de los golfos, la paralización de las instituciones tolerando la descarada impunidad, la huida de los mejores, el temor de los decentes y la desesperanza en la mayoría.

   Y muy pocas voces se alzaron por una regeneración radical, total, exigiendo no hacer más leyes que luego no se querrá, ni podrá exigir su cumplimiento, sino reforzando los poderes del Estado y haciéndolo depositario de una fuerza democrática justa pero temible. Porque si bien la corrupción habita en el ser humano, solo la educación en valores y principios y el temor a la ley podrá embridar. Pero ya vemos, gozamos de una justicia politizada, burocratizada, injusta por su barroquismo tan garantista como inútil y de la conquista de un Estado débil, casi agónico y exhausto.

   Y claro, de un lado, la izquierda extrema, la comunista y la otra, comienza el ensayo de fórmulas de asalto más o menos descaradas. Primero leninismo puro y duro hasta helar el corazón. Luego con ropajes conocidos de socialdemocracia hasta desdibujarla en su confusión de papeles y tentaciones para mejor deglutir, como a los marxistas posibilistas de IU. Y de otra, los sediciosos catalanes a punto de la rebelión, con apoyo y comprensión de la izquierda total, la otra y la demás allá. Y en eso estamos. Y como el buenismo ideológico del zapaterismo no era más que la expresión refinada y perversa del nihilismo disolvente, abrasador y paganizante, instalado en la sociedad española y europea, que nadie espere una reacción más o menos vigorosa a favor del mantenimiento de un modelo varias veces centenario y expresión de humanismo civilizado.

  Quien haya querido mirar habrá observado con espanto la Sesión constitutiva de la XI Legislatura, presidida por el ínclito Pachi para los amigos y españoles de bien, seguramente el mejor posible. Y el espectáculo divertido para los que tienen a salvo su fortuna y la de sus descendientes y patético para el Occidente culto y civilizado, de una España castiza, con más vísceras que cerebro, con más estupidez que futuro. La Sesión ha sido espeluznante, una pasarela de bobos maliciosos, de perroflautas indignos que harán pagar en sudor y lágrimas a este pueblo que una vez alcanzada la dignidad colectiva aun se cree con derecho a manifestar odio, resentimiento y envidia que porta en los genes de su historia.

   Y ahora ¿qué esperamos? Pues que termine la perversa negociación hasta conseguir lo que las urnas no consiguieron, como dice el Padrino Mas. Es decir, acabar como sea con las funciones del Gobierno en funciones y lo que representa. Y así, el peligroso Zapasanchez se mueve con descaro indescriptible, a punto de explotarle la ambición en su bella cara. Y ya digo, hace lo que sea menester. Un día regañando paternalmente al coletas, niño enrabietado pero ante el que se arrodilla en ruego de mesura en el apoyo a la sedición catalana, aunque sea de boquilla. Otro, despreciando a Rivera para que luego el amor pueda ser más intenso o facilitando la gestión parlamentaria a los enemigos declarados del Senado y de la España constitucional.

   Y mientras, el fino Albert deshojando la margarita incolora de su ideología para saber donde ubicar el huevo de su valor. Y Rajoy en funciones de no se que para llegar no se donde, pero pareciendo ignorar que Pablete y su panda, son agentes declarados y pagados de ese triángulo totalitario de las Bermudas que llega desde Caracas a Teherán, pasando por Madrid, capital de la Europa antiimperialista y anticapitalista del Sur.

   Pues esto habrá de resolverse con lo indeseado pero imprescindible. Es decir, unas nuevas elecciones sin Rajoy ni Sanchez, a ver si el llamado noble pueblo español tiene a bien no proceder a su suicidio colectivo y estúpido. Es dar nueva oportunidad a la ruleta rusa. Mientras aquí estamos, a la espera.

 

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